Es muy poco conocida pero tan frecuente como la psoriasis y el melanoma cutáneo. Lo grave es que pueden pasar 10 años hasta que un paciente logre un diagnóstico correcto de la enfermedad: la hidradenitis, una afección inmunológica, inflamatoria, crónica y recurrente de la piel. Suele manifestarse luego de la pubertad a través de lesiones dolorosas e incómodas tales como nódulos inflamados, llagas o forúnculos en áreas donde crece el vello (ingle, axilas o entre los glúteos) o donde una parte de la piel roza con otra, como entre los muslos o bajo los senos en las mujeres.

En la Argentina afecta a medio millón de personas y es entre dos y cinco veces más frecuente en mujeres que en hombres. Ante tal realidad, la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) organizó una campaña de detección gratuita de hidradenitis supurativa (HS), que se desarrollará desde hoy y hasta el viernes en Tucumán y otras ciudades del país, como Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Rosario.

En la web

La campaña consiste en otorgar turnos gratuitos con especialistas -a través de la página web http://hidradenitis.com.ar y la página de Facebook Hidradenitis Argentina- a aquellas personas que crean tener síntomas de la enfermedad o tengan dudas sobre su tratamiento.

Según datos oficiales, entre el 1% y el 4% de la población mundial puede padecer HS, pero muchos de los afectados no lo saben.

Causa vergüenza

“Es una enfermedad poco conocida, escondida desde un punto de vista literal, ya que se oculta bajo la vestimenta y causa vergüenza. Por sus características no es agradable para nadie confesar públicamente que la padece”, explicó a Télam Alberto Lavieri, coordinador del grupo de Enfermedades Autoinflamatorias y HS de la SAD.

“En las formas leves, los pacientes no sienten la necesidad de consultar en forma inmediata, esperando que el tiempo lo remedie. En las formas moderadas, cuando acceden a la consulta hay diagnósticos erróneos y por lo tanto tratamientos que en la mayor parte de los casos no son efectivos, y así continúa pasando el tiempo”, agregó,

“Entonces, la vida social de quien padece HS se acaba. Su vida en pareja es muy complicada y difícil de sostener, y el ausentismo laboral debido a recaídas, consultas médicas e internaciones tiene un destino frecuente que es la pérdida del trabajo”, apuntó el especialista.

“La calidad de vida de los pacientes es nuestra meta como médicos en las enfermedades crónicas: hoy se vislumbra una posibilidad, se abre un mundo nuevo de posibilidades terapéuticas y esperanza”, destacó Lavieri.